Mi mujer y yo visitamos el CCHS las pasadas Navidades. Después de hablar con los profesores de mi hija, quedamos profundamente impresionados por el amor, la responsabilidad y la pasión hacia los alumnos. Mi hija y su compañera de clase nos enseñaron el campus y nos quedamos asombrados con las singulares obras de arte de los alumnos expuestas en las paredes. Aulas espaciosas, pasillos limpios, gimnasio y auditorios nuevos. Las instalaciones de la escuela son mucho mejores de lo que pensábamos. Por suerte, coincidimos con el concierto anual de música navideña. Viendo actuar a los estudiantes, escuchando sus melodiosos cantos, nos sentimos muy orgullosos del CCHS y de los estudiantes. En una palabra, estamos agradecidos de que Dios trajo a nuestra preciosa hija Daisy a CCHS. Esperamos que pueda estudiar y crecer feliz en EE.UU., y que algún día sea un honor para el CCHS.